Pollo Katy

Ni que decir tiene que en esta casa nos gusta el pollo de cualquier manera.
Es digestivo, tierno, humilde, agradecido y económico. Admite infinidad de combinaciones y preparaciones que lo enriquecen de una u otra forma.
Para mi menos crudo…. de cualquier manera.
Perdonad que me extienda en los prolegómenos, pero esta receta tiene un encanto especial por los recuerdos que me trae. Está directamente vinculada a mi adolescencia. Tenía14 años y fue la primera comida que preparé y lo hice para sorprender a mis padres que venían del hospital cuando mi padre sufrió un aparatoso accidente que casi le cuesta la vida, en Venezuela. Y creo que hasta después de muchos años la última vez que pisé una cocina.
No tenía idea de nada (bueno ideas muchas :) Lo que no sabía era cocinar ni me atraía en absoluto hacerlo. Se me ocurrió para salvar la situación embadurnar un pollo con todo lo que encontré a mano y meterlo en el horno.
El resultado fue espectacular. Mi padre exclamó: ¡¡¡Es el mejor pollo que he comido en mi vida!!!! Ya sería menos lo que pasa que en el hospital le dieron mal de comer y eso contribuyó a mi éxito. Podéis probarlo y si os apetece me contáis que me encantará tener más opiniones que no los de la familia. Lo mejor de todo es nunca sale igual, es pura creatividad y sorpresa hasta el final.


Ingredientes:
1 pollo grande entero u 8 muslos y contra muslos
(2 kg. aproximadamente)
1 vasito de vino blanco
6 cucharadas de aceite de oliva
½ cebolla
2 dientes de ajo
1 cucharada de perejil (fresco)
1 cucharadita de pimentón picante (opcional)
1 cubito concentrado maggi
1 cucharadita de orégano
1 pizca de curry
1 cucharadita mezcla de finas hierbas (estragón, romero, albahaca, laurel etc.)
Sal y pimienta

Preparación:
Limpiamos el pollo y reservamos.
Rallamos la cebolla y prensamos el ajo. Picamos el perejil. Mezclamos todos estos ingredientes con 2 cucharadas de aceite de oliva, añadimos el resto de las especias y el cubito concentrado. Ha de quedar una pasta espesita para untar. Untamos con ella el pollo, por dentro y por fuera, (o los trozo de pollo) y dejamos en este adobo el pollo un día antes en el frigorífico. Ponemos el pollo en una bandeja de horno con el aceite restante y regamos con el vasito de vino blanco y lo asamos en su propio jugo en el horno precalentado a 180º- 200º, hasta que esté doradito (sin grill) En todo caso podemos dar un golpe de grill al final si nos gusta churruscadito.
Para acompañar pondremos unas patatas a lo pobre y pimientos de piquillo que añadiremos un cuarto de hora antes de finalizar de asar el pollo.