Caramelos de jengibre

 Es una colaboración de mi sobrina Susana que ya ha compartido varias de sus recetas en el blog. Este me parece genial. Están buenísimos estos caramelos, aromáticos y picantes. Además de ser ricos en potasio, magnesio y vitamina C , que es otra de sus cualidades  añadidas

Ingredientes

1/2 kg azúcar (blanca o morena)

El zumo de un limón mediano

1 ó 2 cucharadas de jengibre rallado (pelado)

Preparación

Las cantidades de jengibre es al gusto. Hay jengibre que está muy fuerte y otras veces está más suave. A mí me encanta cuando el jengibre sabe fuerte. Incluso así, a la receta le pongo dos cucharadas (o más... jejeje).

Un truco chulísimo que aprendí hace poco para pelar el jengibre y evitar desperdiciar una parte importante con el pelador y dedicarle un buen rato... la parte que vas a pelar la pasas por agua mojándolo como para limpiarlo. Lo secas. Y ahora raspas la piel con una cucharilla (has leído bien... con una cucharilla).

Pones todos los ingredientes en una sartén antiadherente y lo mezclas bien con la cuchara o espátula que no dañe la superficie.

                               

Ahora, a fuego bajo dejas que el azúcar se vaya disolviendo y licuando. El truco está en no mover la mezcla mientras está aplicándose el calor. El azúcar se disolverá solo hasta quedarse líquido.

Hay un truco para saber si el caramelo está ya preparado para retirarlo del fuego: en un cuenco o vaso de agua a temperatura ambiente, con la cuchara o una cucharilla le echas un poco de la mezcla. Sabrás que ya es momento de retirarlo del fuego, cuando esa masa que acabas de echar al agua puedes amasarla y darle forma de bola.

Mientras el azúcar se va calentando y derritiendo puedes preparar en la encimera de la cocina una superficie con papel de horno. Esta superficie puedes cubrirla con un poquito de aceite (no es necesario pero facilitará la tarea de darle forma después).

Cuando ya está hecho el caramelo, lo retiras del fuego, lo remueves todo con la espátula y lo viertes sobre la superficie con el papel del horno. ¡Cuidado en este proceso porque las quemaduras de caramelo pueden ser graves!

Ahora se tendrá que enfriar bastante el caramelo para que lo puedas manipular. 

Te darás cuenta de que hay un momento en el cual puedes tomar una parte y moldearla parecido a la plastilina para darle forma alargada, como palos o bastones (puedes tener un poco de aceite o agua en las manos, aunque no es necesario). Una vez tienen esa forma alargada dejas enfriar un poco más hasta que puedas cortarlo con un cuchillo o con tijeras del tamaño que te guste (ten en cuenta cuánto quieres que piquen para elegir el tamaño   (verás qué rico queda con el limón...). 

Otra forma de hacer los caramelos es tomando con una cucharilla la cantidad del caramelo que nos guste e irlo poniendo sobre el papel del horno. Así los caramelos se quedan directamente hechos (pero la forma no quedará tan bonita). Una tercera opción es verter el caramelo en moldes de silicona pequeñitos. 

Una vez se enfríen del todo, toca guardarlos. Hay personas que estos caramelos los pasa por azúcar glass sobre todo para que no se queden pegados unos con otros, eso al gusto también. Y también puedes envolverlos en papel cuando ya estén fríos. Yo los guardé en botecitos de cristal.